AMLO volvería a tres ‘corcholatas’

AMLO volvería a tres ‘corcholatas’

Todo indica que el presidente Andrés Manuel López Obrador regresará al plan original de sólo tres corcholatas: la ganadora, Claudia Sheinbaum; el perdedor, Marcelo Ebrard, y quien le levante el brazo a la triunfadora, Adán López.

Mensaje Político

Alejandro Lelo de Larrea


Todo indica que el presidente Andrés Manuel López Obrador regresará al plan original de sólo tres corcholatas: la ganadora, Claudia Sheinbaum; el perdedor, Marcelo Ebrard, y quien le levante el brazo a la triunfadora, Adán López.

Este escenario es positivo para el senador con licencia Ricardo Monreal, porque le puede resolver una gran preocupación y un dilema que enfrenta, a propósito de que sigue en pie el ofrecimiento del presidente López Obrador de hacerlo candidato de la “4T” a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.

Su preocupación: a raíz de la entrada en escena de la senadora Xóchitl Gálvez como aspirante presidencial de oposición, en la CDMX se cerró aún más la contienda con la oposición, y ya hay encuestas que colocan arriba al Frente por México (PAN, PRI y PRD).

La decisión presidencial de volver a tres corcholatas, además, acabará con el dilema de Monreal sobre si debe bajarse o continuar, pues en los 30 días que llevan de “asambleas informativas” –eufemismo de campañas proselitistas– no ha podido crecer en las encuestas. Las más positivas para él lo ubican en alrededor del 6%, pero en quinto lugar, por debajo de Gerardo Fernández Noroña, del PT.

Es decir, si hoy fuera la encuesta, el resultado para Monreal menguaría su fuerza política para convertirse en candidato a jefe de Gobierno y además ser competitivo realmente ante el avance de los opositores.

Por eso es que la decisión presidencial que se vislumbra le cae como anillo al dedo a Monreal. Resulta que López Obrador analiza regresar a su plan original de tres corcholatas para imponer a su candidata Sheinbaum. Su estrategia parte del modelo de competencia electoral que al menos prevaleció desde la elección de Carlos Salinas en 1988. En aquel año, tras los comicios, Cuauhtémoc Cárdenas (Frente Democrático Nacional) y Manuel Clouthier (PAN) se aliaron para acusar fraude, pero empresarios hablaron con Clouthier para calmarlo y que reconociera el triunfo de Salinas. Es como se consolidó el tripartidismo, en el que uno gana y otro le levanta el brazo, aunque el tercero alegue fraude.

En 1994 el panista Diego Fernández de Cevallos legitimó a Ernesto Zedillo; en 2000 Francisco Labastida a Vicente Fox; en 2006 Roberto Madrazo a Felipe Calderón; en 2012 Josefina Vázquez Mota a Enrique Peña, y en 2018, de haber sido necesario, el priísta José Antonio Meade le habría levantado el brazo a López Obrador.

Ese mismo modelo de tres es el que quiere López Obrador para ungir a Sheinbaum como candidata presidencial: Adán López la va a legitimar y Marcelo Ebrard se quedará solo si pretende alegar que hubo un dedazo. En esta recomposición, López Obrador tuvo que hacer ciertas concesiones para garantizar la unidad de su movimiento. Por eso incluyó a Monreal, a Fernández Noroña y a Manuel Velasco, del PVEM.

Para el regreso al modelo de tres corcholatas se requieren tres declinaciones. Monreal y Velasco desistirían a favor de Adán López, con quien tienen una estrecha alianza política y le elevarían su fuerza en las encuestas, y lo acercarían a Ebrard. En pago, Monreal sería candidato a la Jefatura de Gobierno de la CDMX, Velasco repetiría en el Senado con posibilidad de influir en la designación de abanderado de la “4T” a gobernador de Chiapas. Fernández Noroña declinaría a favor de Sheinbaum, y le entregarían la candidatura a gobernador de Morelos, donde radica formalmente desde hace varios años. Lo que falta es con qué le van a compensar a Ebrard. Lo veremos.

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