El cálculo que hacen el propio gobernador yucateco, otros panistas y empresarios, es que con Sheinbaum presidenta gracias al apoyo de Vila se va a acabar la persecución política, y les va a permitir sentar el proyecto a largo plazo para que en el 2030 permitan el triunfo del PAN.
Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Desde su origen en 1939, a pesar de que el PAN se enfrentó a la hegemonía priísta, evitó ser infiltrado por el partido gobernante gracias a su estructura cerrada, en la que sólo entraban y tenían decisión unos cuantos: los miembros activos. Por ello, buenos o malos, ganadores o perdedores, siempre eligieron internamente a sus candidatos presidenciales, sin influencias de los gobiernos del PRI.
Para 2024, las cosas podrían cambiar y por vez primera el Gobierno federal coloque en el PAN un candidato presidencial a modo. Es el “Plan A” de López Obrador, con Claudia Sheinbaum candidata, y el gobernador de Yucatán, Mauricio Vila, como candidato del panismo.
Dos hechos recientes mandan señales muy claras de ello hacia la opinión pública. El más reciente, ayer, cuando el presidente López Obrador visitó Yucatán para supervisar las obras del Tren Maya. Vila le dio gran recepción, lo placeó, y sólo hubo intercambio de elogios.
No parece haber duda que el gobernador de Yucatán es el candidato de AMLO en el PAN –de nueva cuenta para allanarle el triunfo a Sheinbaum–. Incluso, en sus mañaneras, jamás se ha lanzado contra Vila, quien por cierto le garantiza que el proyecto del Tren Maya no sólo se concluya, sino que pueda ampliarse en el futuro.
El otro hecho fue el 19 de diciembre pasado, cuando Sheinbaum estuvo de gira de campaña en Yucatán. Vila le dio la gran recepción a la jefa de Gobierno, hasta mejor que en otras entidades que gobiernan sus compañeros de Morena.
En ese encuentro, Vila acordó con Sheinbaum que va a realizar un gran evento en el zócalo de la Ciudad de México: el “Yucatán Expone”, una feria como las que ha organizado con alcaldes de oposición: Coyoacán, La Magdalena Contreras y Álvaro Obregón. No le será difícil, pues cuentan que hoy Vila se la pasa más en su tierra natal, la CDMX, que en la que gobierna, Yucatán, haciendo campaña.
Originario de la Ciudad de México aunque avecindado en Yucatán desde sus estudios de primaria –lo que le permitió que la sociedad yucateca ya lo vea como uno de sus paisanos–, Vila tejió una relación como ningún otro panista con el gobierno de López Obrador.
Al fin mandatario del sureste, Vila fue de los primeros gobernadores que se entregaron a este gobierno. Fue el anfitrión del primer gran acto de López Obrador en el Sureste: la firma del convenio para que 8 entidades federativas de aquella región le entregaran sus sistemas de salud a la federación, muy parecido a lo que ocurre con la educación desde hace más de 25 años. A largo plazo, ese proyecto fracasó.
Hace una semana, Vila rindió su Cuarto Informe de Gobierno y no escatimó en recursos para llevar a destacados políticos de oposición, empresarios, académicos, líderes sociales. De ahí, muchos dijeron que había sido su el destape presidencial y que ya contaba con el apoyo del presidente nacional del PAN, Marko Cortés.
Vila dice que no va a polarizar en una eventual campaña presidencial, lo que vendría a confirmar que su causa será legitimar el triunfo de Sheinbaum, claudicando el PAN en 2024.
El cálculo que hacen el propio gobernador yucateco, otros panistas y empresarios, es que con Sheinbaum presidenta gracias al apoyo de Vila se va a acabar la persecución política, y les va a permitir sentar el proyecto a largo plazo para que en el 2030 permitan el triunfo del PAN. Algo parecido al pacto de Felipe Calderón con el PRI de 2006 a 2012. Lo veremos.
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